Regreso de una de las Partes de este Todo en la que además del idioma oficial se habla otro, circunstancia que siempre he encontrado absolutamente enriquecedora. Hoy en esa Parte (una Comunidad Autónoma), visitando uno de sus magníficos museos, me he topado con un grupo de niños de cuatro años ante uno de sus cuadros. De pronto uno de ellos se gira y me mira fijamente. ¿Te gusta el estanque… y los peces? le pregunto. Silencio. Pregunto de nuevo y al traducirle la profesora mi pregunta al idioma de esa Comunidad, el pequeño sin dudar, responde con un sí rotundo y una maravillosa sonrisa.

Quiero creer que no me respondió a la primera por esas cosas de críos y le imagino soñando con estanques y peces de colores envuelto en el brillante sonido de cuerda que nos visita hoy.

Hace unos días se constituyó la Asociación San Cristobal. Para hablarnos de sus objetivos pasaron por la emisora algunos de sus primeros miembros. Visi, Rosa, Perico y Juan nos recordaron los fines de la misma:
 
• Crear conciencia de pertenencia a una comunidad con un patrimonio cultural, natural e histórico-artístico que se debe conservar, proteger y mejorar en la medida de nuestras posibilidades.
• Fomentar el interés y el respeto por dicho patrimonio.
• Promover actividades encaminadas a la conservación, mejora y disfrute de dicho patrimonio.
• Despertar en las nuevas generaciones curiosidad y deseo de conocer la cultura y tradiciones del pueblo.
• Colaborar con las entidades locales y asociaciones del entorno en aquellas actividades que persigan objetivos compatibles.
 
Buen camino.

La presencia de la avispa asiática en las Merindades es una realidad constatada hace tiempo. Limitar su expansión y las consecuencias que ello tendría para nuestras vidas no parece una prioridad para las autoridades regionales. La charla informativa que Roberto Puch y Saúl Peña dieron en Quecedo el pasado sábado no sólo sirvió para conocer más a esta especie invasora y cómo eliminar sus nidos sino también para conocer la actitud de la Junta de Castilla y León. Las voces que se escucharon reclaman la concienciación ciudadana y la necesidad de que los ayuntamientos se unan para exigir medidas concretas y partidas presupuestarias para esta lucha. Entre esas voces destacó la de la apicultora Yolanda Martínez de Espinosa de los Monteros. Aquí puedes escuchar algo de las más de dos horas que duró el encuentro en el lleno salón de plenos del ayuntamiento.

Nos lo contaba Candelas ayer, no quisieron recoger el tercer premio. A la gente de Condado les pareció tan injusto quedar terceros, tras Quecedo y Valdenoceda, que no dejaron ni que Saturnino cogiera el dinero que les correspondía. Quizás por eso en el NODO del 49 su carroza fue censurada. Sirva esta imagen cedida por la familia Peña de Quecedo como acto de desagravio para todos los que durante días trabajaron en su elaboración.

Se define como tímida y cobarde y cree que por eso no nos pusimos a charlar antes. Se ríe Candelas cuando recuerda el desplante que le hizo al gobernador civil el día de la Fiesta del Orfeón de 1949. A su padre, el bondadoso Saturnino, le hizo llorar aquel día y está segura de que si no hubiera sido por él habría acabado en el calabozo del ayuntamiento. Se dice cobarde pero antes las injusticias nunca se ha callado. Candelas nos habla de su infancia, de su dura juventud y de su marcha a Madrid junto a su amor, Manolo. Conocía la historia de aquellos que, tras salir del pueblo, se hacían sus propias casas en Madrid, construcciones ilegales que había que levantar por la noche y echarlas el tejado antes de que amaneciera. De lo que no tenía ni idea es de que dos nacidos en Condado habían sido protagonistas de esa aventura vital.. Candelas recuerda el barrio de barro, la solidaridad entre todos, a los vecinos, casi familia, andaluces y extremeños. Antes habían pasado año y medio en una habitación con derecho a cocina. Cenaban sentados en la cama, apoyando los platos en dos sillas. También recordó, para sorpresa de su hijo Julio, que, antes de todo eso, había decidido que si no se casaba con Manolo, se metería monja. Pasamos una buena tarde charlando en su cocina.

Un 28 de marzo de hace ya setenta y cuatro años no pudieron cerrar los ojos en la cárcel de Alicante a un hombre, un poeta. Acababa de morir. Marchó con tan solo treinta y un años, quedando con nosotros para siempre sus poemas. Paseando entre ellos el otro día, saltaron llenas de vida palabras en forma de verso que muy pronto se enredaron en las cuerdas sonoras de esta recién estrenada Primavera.

Me desazona la planta   un ansia de enredadera   y de tu cuerpo y de tanta   rosa rosal ser quisiera.   ………     Si a higuera tu beso huele,   suena y sabe a ruiseñor   y abril con amor me duele   y mayo con flor y amor. Fragmento de “Primavera celosa” (Miguel Hernández)